El dia de la primavera estaba en Buenos Aires y mi marido tuvo el hermoso gesto de aparecer con este ramo de flores.
Sabe que las flores amarillas son mis preferidas, por lo que eligió éstas, pero ninguno de los dos conocemos cuál es su nombre jajaj
Lo menciono, porque ese pequeño detalle que me hizo sentir muy bien, no hubiese sido posible de haber estado en mi pueblo, porque las flores que llegan viene congeladas y hay que encargarlas con anticipación.
Ya sé que es lo mismo que te regalen una orquídea que una flor silvestre, que lo que importa es la actitud, pero no deja ser agradable poder elegir de un puesto lleno de flores como hay en Capital y creo que los habitantes de las ciudades están tan acostumbrados a muchas cosas, que no le dan la importancia que le doy yo.
Como a esas librería grandísimas que hay, donde me pasaría horas buscando, leyendo, tocando un libro. Tal vez a nosotros nos pase lo mismo con la naturaleza y el silencio, que es lo único valorable que tenemos.
Creo que la mayoría de los seres humanos, apreciamos lo que hay en otro lado, más que lo que tenemos y por lo expuesto no soy la excepción.